Te persigue y te nubla hasta que ya no puedes aguantar más el impulso de hacer que desaparezca esa jodida molestia .
Te dejas llevar y lo vomitas todo en un folio digital del cual cualquiera puede tener acceso si se detiene 15 minutos a buscar.
Te pones a ello y sonríes al percatar que tus dedos se mueven más rápidamente que tus pensamientos.
Ya va doliendo menos.
Escribes y relees para evitar equivocarte en tu redacción. (Ojala pudiéramos ir por la vida deshaciendo las partes que no te han dejado del todo satisfecha). Aún así, siempre queda alguno.
Toda va sobre lo mismo, todo gira entorno al mismo epicentro.
Siempre las palabras que suenan en tu cabeza son mejores que las que escribes. Al igual que siempre te gustan más las situaciones que imaginas que las que suceden.
Siempre soy yo la que se embarca en un barco que nunca zarpa.
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